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ANUNCIO: NUEVO LIBRO!


LA MARCA DEL SILVER WOLF



Estos últimos meses estuve trabajando en un libro que llego a mi cerebro y me enamoro.
Todavía estoy puliéndolo y me faltan las opiniones de mis lectoras Beta, pero me gusta tanto que decidí compartir el Prólogo.
¡Aquí va!


¿Recuerdas cuando escuchabas en la televisión que el calentamiento global era en serio?
¿Recuerdas cuando no hiciste nada al respecto?
Bueno, quizás no lo recuerdes, porque eres muy joven o un viejo con Alzheimer, el punto es que nadie hizo nada y mi generación hoy vive bajo tierra.
Si, bajo tierra, donde el sol no llega y el frio te congela la nariz.
Esa es mi vida, si es que podemos llamarla vida, yo la llamo supervivencia, todos aquí necesitamos estar despiertos y listos para todos los peligros que nos depara en la tierra.
Porque no solo la naturaleza es la que nos odia, el humano odia al humano por igual, nuestra existencia se basa en sangre, sudor y lágrimas.
Y en defender lo que es nuestro por derecho.
O al menos eso creía…
Ella es mi nombre.
Mi historia se basa en malas decisiones, del pasado, del presente y del futuro de una generación perdida bajo tierra.
Bienvenidos al infierno.


Personajes:


Ella



Silver Wolf









Bruno en RESILIENCIA


El escuadrón esperaba silencioso por mi comando, la misión termina esta noche, hoy mueren todos y cada uno de esos hijos de puta, hoy Casandra sale en libertad, hoy Dante será recordado.
Mi puño cerrado está en lo alto, declarando sin palabras, que es necesario no moverse, no hablar, no respirar, es imperioso encontrar el momento exacto para entrar.
Estudie sus movimientos por tres años y sé que este hijo de puta va a salir a fumar un cigarrillo en cinco segundos.
Tres.
Dos.
Uno.
El cerrojo se destraba y la puerta se abre. Abdel sale al exterior, inmediatamente toma un cigarrillo y lo enciende, camina algunos pasos mientras fuma, relajado y en paz. Entonces, rápidamente me escabullo detrás de él, cubro su boca con mis manos enguantadas y deslizo mi cuchillo por su garganta como si estuviera cortando manteca, pateo detrás de su rodilla y cuando cae al suelo, lo volteo para ver su rostro.
– Espero que te pudras en el infierno, hijo de puta. –sé que me escucho, sus ojos confundidos reconocen mi voz, pero no ve mi rostro. En un acto de arrogancia, bajo mi pañoleta preferida y le muestro mi brillante y sádica sonrisa, allí lo supo. Su rostro luce enojado ahora, intenta gritar, pero no puede, me asegure de cortar sus cuerdas vocales, así que lo único que sale de su cuello es una mezcla de sangre y humo. Estoy de pie a su lado, viéndolo morir, quiero que me vea, espere por este momento por demasiado tiempo y necesitaba esta satisfacción.
 Se apagó frente a mí.
Está hecho.
Satisfecho, salto por encima de su cuerpo, acomodando mi pañoleta otra vez, vuelvo a levantar mi puño y abro mi mano. Casi en el mismo instante puedo escuchar las balas volar y las bombas explotar.

Operación pájaro enjaulado en movimiento, ahora voy en busca de la persona por la que vine. 







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SPOILERS DEBER! Rage y Sarah


Una parte de el reencuentro entre Rage y Sarah en DEBER.

NO LEAN ESTO SI NO LEYERON LOS PRIMEROS DOS LIBROS!


– Bruno me propuso casamiento…
– Lo se…–contesta secamente, no un “felicitaciones” ni un “me alegro por ti” de por medio.
– Dije que si…
– Lo supuse…–mierda, comenzó a mecerse sobre su sillón.
Tomo la invitación de mi bolsillo y la arrastro sobre la mesa, él no se mueve, simplemente la observa mientras la acerco a él.
– No tienes que venir si no quieres, lo entenderé, pero eres el único amigo que tengo y el que más me interesa que esté presente, eres tú…así que…
Suspira y toma otro trago.
– ¿Me estas invitando a tu casamiento? ¿Acaso Bruno lo sabe?
¿Porque todos piden el permiso de Bruno primero!?
– Sabe y aunque le cuesta entender nuestra relación, termino por aceptarlo.

– Que extraño…la última vez quería matarme…






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"El corazón se me salía del pecho, literalmente, podía ver mi tórax, subir y bajar. Sentía las palpitaciones en mi cuello, en mi cráneo, en mis ojos…mis manos estaban malditamente sudadas, era un asco. Me miraba en el espejo de mi baño y no podía quitar la maldita expresión de pánico, me sentía un idiota, me había cambiado mil veces y me había puesto una camisa blanca, pero mis axilas sudaban tanto, que me la tuve que cambiar por una negra.
Temor.
Inseguridad.
Miedo.
Siento que voy a vomitar y a cagarme encima a la vez…dios ¿Por qué estoy tan nervioso?
¡Confía Bruno!
Se positivo, se positivo…ese es mi mantra de los últimos días.
No podía tragar, no tenía salvia, así que comencé a beber agua del grifo como un perro enloquecido.
Mierda…
El anillo estaba escondido en el bolsillo del pantalón oscuro, lo había verificado, al menos treinta y dos veces.
Estire la mano y palpe la forma circular…

Treinta y tres…"
Deber

El tercer libro de la saga esta disponible para PRE VENTA!



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DEBER TIENE TAPA!




Ultima entrega de RESILIENCIA, la historia de Sarah y Bruno llega a su final.
Me gusta mucho esta modelo porque tiene los ojos que siempre imagine para Sarah!

Recuerden que el libro sale en 6 de Octubre y que la Preventa esta disponible! (herramienta indispensable para gente como yo que despues se olvida de bajaros) ja!

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Adelanto DEBER! Vol #3 Resiliencia


DEBER


"En cuanto apoyo mi trasero en el cómodo asiento, mis pies lo agradecen, muero por sacarme estos zapatos apretados.
Luego de unos segundos, comienzo a mirar a mí alrededor, hombres y mujeres hermosos, en completo silencio, mirando al suelo con ojos muertos. El ambiente era triste, lúgubre.
Como para que no…
En esta habitación, nadie era libre.
Había comenzado una canción muy hermosa, parecía música para meditar, algo que en el mundo exterior hubiera encontrado reconfortante, pero aquí, era aterrador, con esta gente sin vida en su cuerpo, la energía del cuarto era baja e incómoda.
La habitación connotaba pureza, las paredes eran blancas y sin una sola decoración, el suelo de mármol blanco puro y los sillones eran del mismo color. Lo único que resaltaban eran las personas, ¿sería apropósito?
La mayoría de ellos vestían de negro o de rojo, excepto por una joven asiática, que llevaba un vestido muy pomposo, color rosa, con varios volados y un gran moño sobre su pecho, me recordaba a Sakura Card Captors, un anime que miraba cuando era pequeña, claramente su amo tenía el fetiche otaku.
– Ojos en posición esclava. –escucho.
Busco en la habitación al hombre que lo había dicho, me había olvidado por completo de su presencia, estaba detenido hacia mi derecha, su postura era recta, como si hubiera estudiado en la academia, en cuanto lo miro, encuentro algo que estaba buscando.
Ojos verdes.
– Dije, ¡ojos en posición!  –vuelve a gritar, mi mirada baja hacia mis rodillas como lo hacían todos.
¿Podría ser?
Rogaba que Bruno no volviera tan rápido, necesitaba mirar a este hombre una vez más. Disimuladamente vuelvo a hacerlo, esta vez no me ve, sus ojos vigilan a otros esclavos frente a mí.
Era un halcón.
Una esfinge.
Su cabello era castaño claro, estirado hacia atrás, se notaba que tenía hebras más largas y otras más cortas, porque un mechón rebelde caía sobre su ojo derecho y él lo volvía acomodar detrás de su oreja, era…wow, era hermoso. Sus ojos estaban delineados tal como Wasim, su quijada era totalmente simétrica y su cuerpo era un defensa de músculos. Su vestimenta era impecable, tenía un traje entallado como casi todos los hombres en el recinto, no parecía de un rango inferior. Sus ojos vuelven a mí y rápidamente observo mis rodillas como si fueran lo más emocionante del mundo.
Oh no…viene hacia mí. Lentamente, sus zapatos hacían ruido sobre el suelo de mármol, pero sonaban como tacos de mujer, se detiene justo frente a mí.
Mis palpitaciones se dispararon.
No practique para esto.
Se coloca de cuclillas paulatinamente, algunos huesos le sonaron en el camino, mi corazón empieza a estremecerse, como si un colibrí estuviera atorado en mi pecho.
– ¿Algún problema, esclava?
No respondo, como figura de autoridad momentánea, solo él puede darme permiso para hablar.
– Tienes permiso para contestarme.
Mis ojos corren a los de él, ese verde agua, que reconozco tan bien, no son cálidos como cuando Bruno me mira, son fríos como un tempano.
– Contéstame esclava! ¿Tiene algún problema?
¿Qué hago? ¿Cómo compruebo si es el o no? ¡Va a matarme!
– No señor.
– Entonces deje de mirarme, a menos que quiera que lo reporte a su amo, ¿está claro?
¿Está claro?
¿Está claro?
Ahí estaba, la frase por excelencia de Bruno, el tono paterno autoritario era el mismo, tenía que arriesgarme.
Entonces susurro, con temblor en mi voz.

– ¿Dante?"





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Otros libros de la saga

   Vol 1 Resiliencia  http://a.co/4PaptMq
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+STAMINA+ Capitulo uno -GRATIS!-





Capítulo 1

Sarah


La máquina vibraba sobre mí, la aguja impactaba sobre mi piel mil veces por segundo, colmándome de tinta. El sonido constante y monótono zumbaba en mi odio.
– No puedo creer que hoy sea nuestra última sesión –Jonathan, mi tatuador, trabaja sobre mi cuerpo hace dos años ya, es un verdadero artista, los dibujos que tallo sobre mi piel son magníficos.
Cuando tomé la decisión de cubrir mis heridas con tinta, lo tuve que pensar muy bien, primero el gran obstáculo: mi terror a las agujas, pero Jonathan, hizo una prueba sobre mí, para que sienta de que se trataba, a veces el miedo es un gran creador de sensaciones imaginarias. La realidad fue que el dolor, era insignificante comparado a lo que estaba acostumbrada, era como una pequeña molestia sobre la piel, de hecho, podía aguantar horas y horas, gracias a Bruno supongo.
Mi otra preocupación era la siguiente: no estaba segura de querer borrar mi único recuerdo de Bruno, sonaba retorcido, sí, pero después de tanto tiempo sin saber de él, esas marcas, eran el único recuerdo que me quedaba.
Dos años habían pasado desde el día que había descubierto la carta, hace dos años, que tengo el corazón apagado, silenciado, abducido. Hace dos años, lo buscaba desesperada, cada vez que creía llegar a una pista, era un callejón sin salida.
Nada.
Ni una sola noticia de él ni de Carter.
– Yo tampoco lo puedo creer, pensé que este día nunca llegaría – actualmente los tatuajes cubren mis dos brazos desde el hombro hasta mis muñecas y toda mi espalda, hasta mi cadera.
Casi ninguno tiene un significado especial para mí, su función era meramente cubrir mi deforme piel de las miradas de la gente, no podía usar camisetas, ni siquiera podía correr en mi corpiño sport libremente, siempre alguien me señalaba con el dedo. Al principio pensaba que era mi imaginación, hasta que un niño se puso a llorar cuando me vio en el parque, recuerdo ese día claramente, cuando el niño le pregunto a su madre porque mi piel era como la de los cocodrilos, ella simplemente respondió:
“No todos tenemos suerte en la vida hijo”
Y vaya suerte la mía, “una chica, abducida por tres años por un grupo terrorista, consigue la libertad, pero pocos meses después asesinan a su madre, ah, y su torturador (que resultó ser el amor de su vida), desapareció de la faz de la tierra, el fin.”
Malditamente genial.
Después de esa nefasta experiencia me di cuenta de dos cosas: la primera, vivir en la burbuja de Bruno había hecho que mis cicatrices me resulten naturales, él siempre las alabo, siempre las beso, a pesar de que había sido el creador de ellas, las amaba. Lo segundo que entendí fue que, si quería salir al mundo, debía hacer algo al respecto.
– Nunca me has dicho cuál de todos los dibujos te gusta más –pregunta Jonathan, no necesito pensarlo demasiado, ya se mi respuesta.
– La frase, esa es mi favorita –corría desde mi omoplato izquierdo al derecho la única frase que inmortalizaba a Bruno, lo único que me conectaba mentalmente con él, dándome una serenidad automática
“Here, there and everywhere”
– ¿La frase?! –refunfuña Jonathan – Estoy hablando de los dibujos, algo más elaborado que un par de letras, ¡chica!
– Emm bueno, la calavera mexicana entonces –realmente todos los dibujos eran bellísimos, tenía flores de loto, hiedras, calaveras mexicanas, pájaros de colores, peces Koi, mariposas y lobos. El trabajo era increíble, los colores eran brillantes y armónicos, predominaba el celeste y el azul, pero luego había rosas y verdes, las manchas de acuarela eran completamente reales y hermosas, no había quedado un rincón sin cubrir, las marcas en mi cuerpo habían desaparecido por completo.
Jonathan me dijo el día que nos conocimos que yo era un sueño hecho realidad:
La silla blanca cubierta de plástico transparente se me pegaba en mis piernas descubiertas del calor que emanaba. Debería haber traído un pantalón largo. El olor a desinfectante y alcohol penetraban mi nariz, la canción de Johnny Cash, Ring of fire, sonaba muy bajito por los parlantes, pero mis piernas se movían al ritmo de la canción, revoleándolas hacia adelante y atrás, como cuando era niña, de todas maneras, el sonido que realmente predominaba en el lugar, era ese zumbido de las maquinas, varias personas se estaban tatuando a la vez, parecía un gran panal de abejas.
Esperaba ansiosa al hombre que iba a cambiar mi vida, el artista que iba a callar mis heridas, las haría desaparecer, estaba segura. No me importaba que al tacto vuelvan a mí, lo importante era que la gente deje de mirarme.
Un chico de mi edad aproximadamente, camina hacia mí con una gran sonrisa, su aspecto no era diferente a los otros tatuadores que había conocido en este lugar, abundante barba negra colgaba de su quijada, tatuajes se asomaban bajo su remera desteñida, unos expansores asquerosamente grandes, colgaban de sus orejas.
–  Hola! ¡Soy Jonathan! Mucho gusto –estrecha mi mano con fuerza, en otro momento de mi vida, abría mirado su mano con temor, pero ahora, gracias a mis entrenamientos todo eso había quedado atrás.
– Hola! Soy Sarah, encantada de conocerte –dije sinceramente.
– Bueno…que puedo hacer por ti… – Jonathan se sienta en un banco a mi lado.
Su cuerpo era macizo, se notaba que debajo de esa remera gigante había una gran cantidad de músculos, pero no era mi tipo…mi tipo era Bruno y nada era lo suficientemente bueno como para comparar.
– Lo que tú quieras…  – ops…me di cuenta de mi error en el momento, sonaba increíblemente...desesperada, así que me corrijo con una carcajada – Me refiero a mi piel, quiero cubrir mis brazos y mi espalda, no me importa que hagas, simplemente cúbrelo todo.
El rostro de Jonathan pasó por diferentes etapas, incredibilidad, temor, alegría, sospecha…
– ¿Pero no tienes nada en mente? ¿Algún diseño o algo así? ¡Puedo reproducirlo si quieres!  –los ojos negros del tatuador empezaron a recorrer, mis ahora, formados brazos, pero sus ojos no juzgaban como los demás, el simplemente miraba sin horror.
– Siéntete libre de hacer lo que quieras, solo tengo dos requerimientos.
– Escucho…
– Quiero tener una prueba de agujas y una frase que voy a decirte cuando lleguemos a la espalda.
– Lo tienes, ¿algo más?
– No, puedes empezar.
– Chica, acabas de hacer mi día mucho más interesante…
Hoy era mi última sesión, habíamos pasado muchas, muchas horas juntos, Jonathan no era de preguntar demasiado, pero su compañía comenzó a ser cada día un poco más agradable.
– Bueno, es increíble decirlo, ¡pero creo que estamos listos! – Jonathan gira sobre su banco y empieza a esterilizar todos sus instrumentos.
Me levanto de la silla y camino al espejo más cercano, el proceso fue doloroso y largo, primero dibujó los contornos de todos mis nuevos amigos, luego comenzó a rellenarlos, para después cubrir los espacios libres, ese era el trato y había cumplido excelentemente.
Intento girar mi cuerpo para mirarme la espalda descubierta, pero es muy difícil sostener mi remera sobre mis pechos y contorsionarme lo suficiente como para poder ver bien.
– Sarah…toma – Jonathan me alcanza un pequeño espejo – no quiero que te quiebres el cuello después de todas estas horas de trabajo.
– Gracias – oficialmente tenía una relación amorosa con mi nueva espalda, tan colorida, tan llena de…vida. Disfrazándome de todo lo que no soy – No tengo palabras para agradecerte, no sabes lo que esto significa para mí.
– No uses palabras… ¿números quizás? –Jonathan envolvía mi brazo con papel transparente.
– ¿Números? Pero si pague por adelantado…
– No, tu número de celular quiero decir…–no era la primera vez que Jonathan me lo pedía lo había rechazado mil veces, pero esta vez, sin ninguna razón respondí…
– Bueno…
– ¿Bueno? –detiene su labor de envolver mi brazo – ¿Realmente dijiste bueno? ¿Acaso voy a morir y soy el último en enterarse?
Es imposible no reír, no sabía porque le había dicho que sí, pero estaba hecho.
Una chica tiene que comer.
¿Yo dije eso?
– No vas a morir, ahora dame un papel donde anotarlo antes de que me arrepienta –corre hacia su celular, lo desbloquea y me lo entrega.
– No confío en los papeles, los pierdo todo el tiempo. –tomo el aparato y anoto mi número sin dudarlo.


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Falta un dia para Stamina! Pequeño adelanto!







"Los años pasaban y la herida estaba a flor de piel, el dolor era condenadamente insoportable, no sé cómo creí que iba a poder hacer esto. No sé cómo creí que iba a poder respirar, vivir o caminar sin ella.
Mentira, si lo sabía, mi cuerpo se movía por Dante.
Si el dolor no disminuía, entonces, el amor se incrementaba. Lo sentía en cada fibra de mi cuerpo, pensaba en ella, cada puto minuto, pensaba en que estaría haciendo, me preguntaba si ella se habría reinsertado en sociedad, si tenía amigos o un maldito novio.

Ni siquiera lo sabía con seguridad y ya quería arrancarle el corazón del pecho a ese hijo de puta imaginario, dios, estaba fuera de control."

Stamina se estrena el 24/07/17 en Amazon!
Pueden encargarlo antes y a partir del estreno se carga automaticamente en tu Kindle!


Si todavia no leiste RESILIENCIA (primer libro de la saga) podes leerlo GRATIS en KindleUnlimited o podes comprarlo en Amazon Kindle!

Adelanto! Stamina!









– No es difícil de entender, dije la verdad allí afuera, puedes revisarme si tanto miedo tienes, no tengo armas.
Viking sonríe siniestramente.
– Y de eso pienso tomar provecho, hermosa.
Y eso hizo, comenzó a palpar mi cuerpo, abusando del poder que le había dado.
Ya me las voy a pagar.
– No pude evitarlo –ríe– Una chica grande como tu debería saber que este no es lugar para las mujeres.
– Una chica grande como yo, sabe cómo tratar a las princesas como tú, vuelve a malditamente tocarme y pienso arrancarte las pelotas con mis tenazas. –lo empujo, el solo se ríe.
– Comprendo…ahora quédate aquí, si él quiere verte, estas por tu cuenta, solo una desquiciada querría estar a solas con Rage…
– Puedo vivir con eso…espero aquí…
Viking me da la espalda y comienza a caminar por el pasillo, mi intuición dice que la puerta final de corredor es la oficina del presidente, quizás allí estén mis respuestas.
– Hey princesa! –grito, él se da vuelta esperando por lo que le voy a decir – Dile que vengo de parte de Bruno.









Segunda parte de RESILIENCIA estara disponible el 24/07

Dejo la sinopsis aquii!!


Sarah Fitcher no era una mujer que se conformaba rápido. 
Luego de la inesperada partida de Bruno, ella decide tomar al toro por las astas y embarcarse en una aventura a través de los lugares más peligrosos del mundo para llegar a él.
Rage (el presidente de unos de los clubs de moteros más grande del estado) es quien la ayuda a llegar a destino, pero los dos descubren cosas en el camino que podrían peligrar el amor incondicional por Bruno.
O al menos eso cree él.


*****PROLOGO STAMINA***** 2do Libro de la saga!


Prologo STAMINA



En algún lugar de Arabia…

La ciudad comenzaba a iluminarse a medida que el sol se ocultaba, el país dirigido solo por hombres adinerados, brillaba en miseria.
Me rompía los huesos este lugar.
Lo tuve casi todo. Ella se me escapo de las manos, fue mía por solo un momento, pero fue el mejor momento de mi vida. 
Mi amor por Sarah era como un océano de fuego. Vivo y peligroso.
Como dije antes, lo tuve casi todo, ahora estoy aquí para finalizar la misión de mi vida.





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RESILIENCIA. CAPITULO 1. ***GRATIS***








Capítulo 1


El día que me trajeron a ese lugar no puede distinguir mucho, no entendía que pasaba, pero algo vi. Recuerdo un largo pasillo, con incontables puertas de hierro, cada una estaba pintada de forma desprolija y el amarillo fue el color que eligieron para colocar las letras del abecedario. ¿El olor en este lugar?, es una mezcla de ropa sucia, suelos mugrientos, sudor y muerte, todos hicieron que me arda la garganta hasta que me lloraron los ojos.
Finalmente, llegamos a mi celda, es la M.
Dos hombres con pasamontañas en su cabeza, me arrastraron hasta aquí, me lanzaron dentro y cerraron la puerta de hierro detrás ellos.
Nunca supe porque estoy en esta celda, nunca hubo respuestas, solo sé que estas paredes ya se sienten familiares y reconfortantes, a pesar de la suciedad y el frio, al menos entre estos muros sé, que nada va a pasarme, ¿pero en el exterior? Eso es otra historia…
No se hace cuantos años que estoy cautiva en este lugar, eventualmente deje de contar. Mi memoria cada día falla un poco más, cuando intento recordar cómo era mi vida antes de esto, quienes eran mis seres queridos o cual era mi color favorito, obtengo el mismo resultado: aquel día, reviviéndolo, una y otra vez.
El día donde todo cambio…

Después de haber terminado con otra estúpida tarea de recepcionista, salgo de la oficina, para buscar algo que comer. Mientras caminaba por mi hermosa ciudad, todas las franquicias de comida chatarra, pasan por delante de mí como si no existieran, nunca voy a comer algo tan desagradable y lleno de carbohidratos solo para callar a mi estómago, tendría que caminar un día completo para bajar las calorías que tiene un cuarto de libra. Así que voy a mi lugar favorito de comidas orgánicas “Market Farm”. Tengo que ir pensando de ante mano, que voy a pedir, para que la cajera, (quien sospecho que es descendiente directa de los perezosos), no me retenga allí, haciéndome preguntas infinitas y perdiendo mi valioso tiempo.
 Una cuadra antes de llegar, las calles ya empiezan a atestarse de gente que sale a almorzar o a hacer recados a último momento y eso significa que todas las miradas están en mí, si, lo sé, mi cuerpo es de ensueño, aprobado por Instagram y todo lo que trae con ello, por eso lo trabajo todos los días duramente. El vestido ajustado que llevo, me abraza como sé que a los hombres les gusta, resaltan mis curvas y mi escote apretado hace que mis tetas parezcan el doble de grandes, mi caminar agitado, hacen que reboten, sé que ellos no pueden resistirse a ESTO.
Me gusta la atención, no es un pecado ¿o sí?
Estoy por agarrar el picaporte de puerta de la tienda, pero una fuerza invisible con un sonido insoportable, me arrastra de vuelta hacia la calle, golpeándome contra algo realmente duro y metálico. Intente abrir los ojos, pero hay tanto humo que se cerraban solos como si no tuviera control de ellos, no podía moverme, mi cabeza dolía como el infierno y giraba como una montaña rusa, solo escucho ruidos que van y vienen, golpes de puertas de camionetas cerrándose, gritos de hombres y mujeres, niños llorando, aun no puedo moverme, pero siento que alguien mueve mi cuerpo por mí, pero cuando quiero ver quien es, caigo en un sueño profundo.

Lo siguiente que presencie con conciencia, fue que esos hombres me arrastraban, como si fuera peso muerto, y a este punto, estoy segura que lo soy.
Los primeros días solo dormía. Los platos de comida se acumulaban a mi alrededor, casi que bloqueaban el pequeño agujero por donde los metían, las horas pasaban y pasaban, pero yo no podía mover mi cuerpo.
 Hasta que él apareció, ahí todo cambio. Solo tengo contacto con él, o más específicamente, él tiene contacto conmigo, lo único que realmente sucede, lo único que parece real en esta pesadilla, es el.
Mi único deber, básicamente, es esperar a que venga por mí y haga su trabajo.

Por ahora me limito a correr al catre que uso de cama y esperar su llegada, tratando de calmarme para evitar que mi corazón explote.
La puerta se abre y él entra, con la misma elegancia de todos los días. Su traje a medida, sus zapatos negros que brillan como el sol, sus guantes de cuero y sus ojos verde agua. Su cabello siempre está cortado al ras, su quijada es filosa y muy masculina.
Hoy, su corbata es rojo borgoña.
Extrae de su bolsillo una hamburguesa envuelta en un papel metálico, extiende su brazo y me la entrega, sin mirarme. Nunca me lo dijo, ni tampoco me atrevería a preguntárselo, pero creo que está contrabandeando alimentos. En este lugar, solo tengo una comida al día, imagino que es el desayuno, porque siempre estoy durmiendo cuando escucho el plato deslizarse sobre el suelo rasposo.
Hay una pequeña abertura en la parte inferior de la puerta que ellos lo usan para alimentarme. Nunca supe que es el contenido del plato, pero hasta donde pude ver, es amarillo (¿que tiene esta gente con el amarillo?) viscoso y con gusto a maíz, también me dan un vaso de agua, pero él siempre trae algo más, generalmente es algo lo suficientemente chico como para que quepa en su bolsillo.
– ¿Cómo estas hoy? –pregunta mientras arrastra la silla, su silla, solo él la puede utilizar, tuve que aprender eso de la manera más difícil.
– Bien… –contesto abriendo mi hamburguesa, con mucha lentitud, porque no quiero que el papel haga ruido de más, no quiero alterarlo, señalando la hamburguesa agrego… – Gracias.
– De nada –responde y asiente con su cabeza una sola vez, desabrochando su traje a la altura del ombligo. Se sienta, adoptando su postura habitual. Apoya su tobillo derecho sobre la rodilla izquierda, sus manos están sobre su regazo, frunce sus cejas y me mira fijamente, mientras devoro el alimento que él me proporciona, sin decirme ni una palabra. A veces espera a que termine de comer y se va, a veces se queda un rato más, a veces me lleva de los pelos a la sala de tortura y vomito todo lo que me dio.

Pero esta vez, el silencio se extendió más de lo de costumbre, no me atrevo a mirarlo a los ojos, pero sin embargo, puedo ver que algo en el fondo de su mente lo inquieta, su pierna izquierda se sacude con descontrol. Siento sus ojos indecisos sobre mí.
– Nunca cuestionaste por qué estás en este lugar, ¿acaso no quieres saberlo? –pregunta en un tono curioso, es la primera vez que me habla sobre este tema, es la primera vez que quiere conversar.
¿Qué carajo está pasando!?
– Nunca demostró tener alguna intención en decírmelo, señor, ni siquiera cuando le roge que me lo dijera –respondo y automáticamente me autocastigo por contestarle de esa manera, fue imprudente de mi parte. Me achico en mi lugar, esperando una de sus reacciones habituales, pero no pasa nada.
– Te lo hubiera dicho, si hubieras usado las palabras correctas –levanta su ceja derecha y creo que hasta hay un intento de sonrisa en sus comisuras.
– ¿Porque estoy en este lugar, señor? –relajando mi postura, enderezo mi espalda, imitando la misma posición que tiene mi centinela, él no se pierde un solo movimiento, vigila desde mi busto, pasa por mis brazos y luego descansa sus ojos en los míos.
Tiene un insólito color de ojos, verde agua, del tipo que no ves todos los días, ni siquiera en las películas.
– Fuiste secuestrada por un grupo terrorista –suelta y no vuelve a hablar, esperando ver mi reacción. Intento mantenerme lo más indiferente posible.
– ¿Porque?
– Fue una elección al azar. Como dicen por ahí, estuviste “en el tiempo y lugar equivocado”. –no creo lo que está diciendo, no porque no crea posible que me pase a mí, sino porque tiene una expresión extraña en el rostro, hay algo que no está explicando, algo falta, algo escondido entre líneas que no logro descifrar.
– ¿La explosión fue un ataque terrorista? –estoy claramente confundida, nunca en todo este tiempo, se me ocurrió que podría ser eso y ahora me siento tonta, porque era claro que era un acto de ese tipo. El solo asiente, moviendo su cabeza lentamente – ¿Y que intentan lograr conmigo? –aparte de torturarme por placer­– ¿Cuál es el fin de todo esto? –estoy elevando el tono de voz, estoy luchando con mucha fuerza por contener mis emociones, no quiero que sepa que él es el creador de ellas, no quiero que sienta poder en este momento.
Me extraña que, a pesar de haberme extralimitado con mi comentario y mi tono, siga con la misma tranquilidad de siempre.
– Mostrarle al mundo lo que son capaces de hacer –contesta expulsando el aire que contenía en sus pulmones – Cada vez que fuiste torturada, la trasmisión era en vivo, para compartirle al mundo, tu sufrimiento. –su labio se tuerce un poco hacia arriba, mostrando desprecio, como si no lo aprobara, ¿Pero por qué?
Los pocos rincones de mi piel, que no tiene marcas de latigazos, reaccionan con la adrenalina que corrió por todo mi cuerpo. ¿Por qué se muestra agobiado? Fantaseo que es porque no está de acuerdo, pero solo unos minutos nada más, porque luego, concluyo que estoy bajo las manos de un loco fundamentalista, fanático de alguna religión tergiversada traída al siglo XXI, que le tiene que demostrar al mundo que ellos son los que la tienen una grande y sagrada polla. Un clásico.
Y de la nada, recuerdo a mis padres y me pregunto si alguna vez, vieron un video mío siendo torturada. Que pensamiento más horrible, no me imagino el dolor que habrán atravesado, si es que siguen vivos, ¿cuánto tiempo paso?
– ¿Hace cuánto que estoy encerrada? –pregunto calmada.
 ¿Qué reacción debería que tener? Ya perdí la capacidad de demostrar reacciones naturales, aprendí que era mejor si no gritaba, si no demostraba temor, pero de tanto fingir, ahora me cuesta expresarme como debería, sin contar que la mitad de mi cuerpo no funciona como debería. Es tan grande la vacuidad, a veces se siente literalmente en mi pecho y en mi mente, algo que nunca había vivido. Era como un espacio que vibraba, no era ni frio ni tibio, no había ruidos ni silencio, no había tristeza ni felicidad, simplemente era.
– Tres años.
El corazón se detiene (al menos eso me pareció), otra ola de adrenalina vuelve a subir.
¿Tres años?, ¿cuantos años tengo entonces?
Veintiocho.
Supongo que, cuando no ves la luz del sol, el tiempo pasa a ser un concepto abstracto.
¡Demonios! había hecho paz con no saber cuánto tiempo había pasado, ahora lo que lo sé, me hace sentir para la mierda.
Algo, sin embargo, no estaba bien…
– ¿Y qué cambio? –pregunto.
Con un gesto que no puedo interpretar, me repregunta – ¿Qué quieres decir?
– ¿Porque me está hablando ahora?, después de todo lo que…– quiero decir “pasamos juntos”, pero lo evito, eso suena positivo y bonito, y no lo fue– ¿Qué cambio en usted, que ahora tiene la necesidad de contarme todo esto? –hay un tic casi imperceptible en su ojo, que lo hace palpitar cada un segundo, su mano se arrastra por su cráneo, se mantiene en silencio, creo que no se vio venir mi pregunta, creo que pensó que iba a reaccionar abruptamente y que intentaría golpearlo y escapar, ¿ Sería una nueva técnica? Quizás pensó que podría castigarme luego de mi reacción, pero aquí estamos, sentados uno frente a otro, charlando calmadamente como si fuéramos compañeríos de Starbucks, todavía lo veo analizar su respuesta, sus ojos revolotean a mí alrededor.
Está nervioso.
Por primera vez, me siento en control.
 – Creo que las cosas están por cambiar y tenía la…necesidad… de explicarte porque estás viviendo esto, ellos te necesitan para negar…ciertas acusaciones sobre ser débiles…y…
– ¿Ellos? –interrumpo, ¿él no es parte de esta organización? – ¿Por qué habla en tercera persona? ¿Usted no es parte?
Y ahí es cuando entendió que habló de más. Me dejo entrar, finalmente perdió la batalla de la voluntad, y sus emociones lo llevaron puesto. Su expresión lo dice todo, ¿cómo no lo vi antes? conozco a este hombre hace mucho tiempo, de hecho, fue el único rostro con el que me relacione desde que estoy en este lugar, fueron las únicas manos que me tocaron, que me torturaron, los únicos ojos que me miraron, la única voz que escuché y nunca vi esa expresión en su rostro.
Nunca.
– Pronto vas a entender muchas cosas, Casandra. –dice en un susurro, se levanta bruscamente, empujando la silla contra el suelo, abre la puerta y desaparece, cerrándola de un golpe. El fuerte sonido metálico, hace eco en mi pequeña celda, un segundo después, escucho el candando.
Se fue.
Casandra, ese es mi nombre, no lo había olvidado, solo que, había dejado de pronunciarlo dentro de mi cabeza hace mucho tiempo, él nunca me llamo por mi nombre, esta es la primera vez.
¿Por qué?
Es inevitable tener esta sensación de que algo grave va a ocurrir, los nervios me contraen la garganta, ¿van a matarme? Si ese es el caso, por un lado, me siento aliviada, necesito que todo esto termine, lo único que espero es que no me torturen hasta que muera, quiero que sea rápido, quiero que sea un regalo.
Después de tantos años de tortura y sufrimiento, es en todo lo que puedo pensar, nunca creí decirlo, pero si mi vida va a continuar en esta celda, entonces prefiero morir, las cosas que pasé y sentí en este lugar no se las deseo ni a mi peor enemigo. Las cosas que él me hizo experimentar, el dolor, la tristeza y el sufrimiento, al menos nunca me violo, me amenazó con hacerlo, pero nunca lo hizo, su especialidad por otro lado, es con el látigo, los cuchillos y la silla…Oh dios, la silla es lo peor, porque allí es donde lo veo a los ojos.
Pero nada de todo eso importa ya, porque lo único que rodea en mi cabeza es la pregunta:

¿Que sigue ahora?




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